Medium shot of senior man sitting at dining table with clasped hands during daytime

A primera vista, parece que una mesa es solo un mueble. Pero la apariencia de tu lugar de trabajo suele reflejar tu estado interior. Cuando todo está disperso, es difícil concentrarse. Si la mesa está ordenada, la luz cae suavemente y las cosas están en su lugar, surge una sensación de espacio. Y no se trata de minimalismo por moda, sino de contacto con el entorno. Los hombres que prestan atención a los pequeños detalles de la vida cotidiana se vuelven más atentos a sí mismos. Limpiar la pantalla, reorganizar la lámpara, quitar cosas innecesarias son acciones que no tienen un resultado “para presumir”. Sino que forman el contexto sobre el que se desarrolla el día. Cuando el espacio a tu alrededor está despejado, las señales internas también se aclaran. Y este es el poder de la vida cotidiana. Porque la energía masculina no solo reside en las acciones. Es en la paz de la que nacen estas acciones.

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